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Una Introducción al Carisma

«El Rincón del Carisma»: es una nueva serie que aparecerá mensualmente en Flash, escrita por la Hermana Regina Ward, RSM, directora asociada de Misión de la Educación de la Misericordia. La serie se enfoca en el carisma de la Misericordia y cómo se puede expresar dentro de nuestras comunidades escolares.

La palabra griega charisma significa «regalo gratuito» o «favor». Es San Pablo quien introdujo el término en el lenguaje religioso. El carisma es un don concedido por el Espíritu Santo para la edificación del cuerpo de Cristo. Un carisma es un don que tiene su fuente en la gracia o favor de Dios y que está destinado al «bien común» (1 Cor 12, 7). Siendo así, los carismas son muchos y están relacionados con diversos servicios y funciones.

San Lucas se refiere al favor de María en la Anunciación. El ángel le dijo a ella: «No temas, María; has hallado gracia delante de Dios (Lucas 1:14). La aceptación de María de la invitación de Dios tiene que ver con el carisma, ya que María recibía el regalo de Dios, Jesús, para el bien común de la humanidad.

Típicamente consideramos que el fundador/fundadora de una comunidad religiosa es la persona que recibe un don del Espíritu Santo. Cada comunidad religiosa nombra un don único que se recibe para el bien de los demás. A medida que Catherine McAuley creció, fue expuesta a la fe católica de su padre que lo obligó a cuidar de sus vecinos que estaban en necesidad y enseñar su fe a los niños en el jardín de su hogar. Catalina creció en su fe al leer las Escrituras, seguir el ejemplo de su padre y desarrollar una relación con Jesús. Entonces, Catalina respondió a una pasión dentro de ella misma de estar al servicio de todos los que la rodeaban. Esta pasión, que Catalina sabía que era de Dios, es la Misericordia.

Leer sobre Catalina McAuley destaca las formas en que llegó a comprender lo que Dios le estaba pidiendo y cómo definió ese llamado como Misericordia. Catalina discernió todos los eventos de su vida en el contexto de la Misericordia y tomó todas las decisiones por el bien de la misión.

El carisma es un don dinámico. Catalina compartió la misión, y por lo tanto el carisma, con quienes se unieron a ella en comunidad. Cada persona abrazó la misión y fue dotada del carisma. Hoy, las Hermanas de la Misericordia, asociadas, compañeras, voluntarias de la Misericordia y compañeras en el ministerio tienen la oportunidad de abrazar personal y colectivamente la misión de la Misericordia transmitida en la tradición de Catalina McAuley. En ese abrazo somos dotados del carisma de la Misericordia para el bien de los demás. La Misericordia no está reservada para las Hermanas de la Misericordia y la gran comunidad de la Misericordia; es un don universal del Espíritu. El Papa Francisco también nombra a la Misericordia como un carisma que ha recibido.

Este artículo se publicó originalmente en Flash, el boletín electrónico semanal de la Educación de la Misericordia. Suscríbase aquí.

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